Otro sábado inolvidable.
Nuevamente me levante para ir al servicio militar a las 5 de la mañana con cemento en mis parpados y con el paraíso del sueño desvaneciéndose sombríamente en algún lugar de mi cabeza. Ya estaba en la PUTA realidad.
Y así recorrí pared por pared... Por la pared rayada de nombres que nadie recuerda... Por la pared donde un enamorado idiota escribió el nombre de esa mujer que no hace caso... Por la pared donde la sangre de uno de los tantos homicidios sin culpables... Por la pared de la ciudad donde hasta Dios teme.
Y llego............ Y a la vez no llego.
Porque mi alma se quedo en esa cama calientita y mando a mi lento cuerpo nuevamente a sufrir el frio de la realidad. De esta absurda realidad que no puede gozar y tiene que escapar frecuentemente porque le teme al aburrimiento. A esa nausea que Sartre mencionaba y de la que todos los hombres huyen. De la tristeza a su máximo nivel.
Sin embargo siempre hay una luz detrás del túnel y ese día se llamaba "Festival de Eurojazz" así que aun cansado y cambiándome en el camino fue en busca de ese preciado sentimiento que surge cuando estás en el lugar correcto en el momento correcto. Ese sentimiento que aleja a la nausea por un largo tiempo de tu sistema.
Y así pasó. El lugar era el pasto suave rodeado de gente con un Amina Figarova y su sexteto delante de nosotros desnudando el universo con su piano mientras el trompetista volvía a vestirlo con atmosferas referentes al hedonismo más sucio. En conjunto, era una sensual manera de tener sexo con el cosmos y todo lo que lo compone.
El tiempo de ese instante se mantenía ondulante entre el viento y el humo de tabaco y marihuana. Mareando a los que no están listos e hipnotizando a los que se han entrenado para aguantar tanto placer.
La realidad adornada.
Y yo estaba en medio de todo eso. En lo más alto del logro humano: La música. Llorando el dolor y sonriendo el placer para que mi alma (Que regresaba recientemente a mi cuerpo) pudiera concentrarse y testificar la iluminación.
Aturdido y de regreso pronto visualizo mi alrededor y me doy cuenta que estoy en el metrobus rodeado de gente extremadamente drogado y con muchas ganas de vomitar. Ya le hable a mi papá para decirle q no regresaría hasta mañana y a mi amigo para confirmar que iba en camino. Era la droga que había secuestrado mi cuerpo en un momento débil y tenía mi cuerpo de rehén camino a una fiesta en Santa Cruz.
Eh vuelto a caer en su trampa.
Pronto me encuentro rodeado de más hijos indeseados del Dios. Con los ojos como los del diablo intentando ser sociables en medio de mas paredes rayadas de insultos y plegarias. Me doy cuenta que yo también soy como ellos y es ahí cuando respiro.
Y despierto de nuevo con cemento en mis parpados y lagrimas en mis ojos....
Freaknik
